miércoles, 10 de diciembre de 2008

La mirada de Nicolás Mateo

Cuando las cámaras se apagan y los escenarios silencian.

“A veces me siento solo y con mucha angustia”

Acostumbrado a que lo tilden de “bicho raro”, el joven actor describe y deja entrever algunos aspectos de su tímida, insegura, y soltera vida entre las cámaras, las luces y su acción fuera del ámbito laboral.

Nicolás Mateo se posa sobre un semáforo de Coronel Díaz y Charcas con aparentes intenciones de descubrir quien será la cronista que intentará hurgar por algunos rasgos de su personalidad; busca con la mirada clara y un poco ansiosa, cambia de posición, se desata un pañuelo de seda que cubre el cuello porque los 30 grados de temperatura se hacen sentir en plena tarde porteña. Se vuelve a impacientar hasta que divisa a esa especie de detective al que poco suele frecuentar el actor, aunque admite que le gustaría ser periodista, pero su timidez no lo deja ser.

Dice que esta cansado y dolorido porque apenas llega de filmar una película en San Miguel del Monte. “No me siento muy bien, estaba jugando al fútbol en el campo y se ve que me hice bolsa el dedo gordo del pie y, para colmo, la humedad me esta haciendo empeorar el dolor”, quizás sea la razón por la cual se agarraba, demasiado, del semáforo. Para cubrir un poco su malestar, decide sentarse a comer una pizza, aunque ya era la hora de la merienda, para contar un poco de su labor cotidiano, entre las tablas del teatro y las cámaras del cine.

-¿Cómo se llama la película en la que estas trabajando ahora y cuál es tu papel?

- La película se llama Felicitas e intenta reflejar de una manera novelesca la vida de esa chica que vivió en Buenos Aires, entre los años 1870 y 1890, para sobrellevar una vida bastante tormentosa porque su familia la obligó a casarse con un hombre de dinero mucho mayor que ella .Ahí yo tengo un personaje que vendría a ser el primo de Felicitas, un especie de abogado pero que en realidad intento darle más aire de escritor.

- ¿Te dejaron cambiar un poco el papel del personaje?

- No es que haya cambiado mucho el papel porque la persona es real. O sea, el abogado esta, de hecho fue uno de los primeros que hizo leyes sobre el derecho de la mujer en Argentina. Es una historia bastante interesante a la que procuro buscarle la vuelta en mi cabeza para llegar a un personaje intelectual.

En la vida real de Nicolás el ser intelectual, también, brota en la literatura, empero colgada: “Algunas veces me dan ganas de escribir algo por las mías, aunque son todos proyectos que tengo adormecidos. Me gustaría idear algo para cine o juntarme con alguien que sepa y escribir a medias un guión y hacer una película”. Incluso confiesa que quiere estar de los dos lados de la pantalla gigante: tanto en la dirección, como en la producción y en la actuación. “Todo junto y al mismo tiempo, en lo posible”.

Al joven actor suele sobrarle brisas de artista, y claro, viene de una familia de virtuosos creadores. Su padre, Alejandro Mateo, es director de teatro, escenográfo, vestuarista y dramaturgo. Su madre a veces suele estar cerca de él para opinar sobre sus escritos,”una especie de asistente literaria”. Y su hermana en algunas ocasiones colabora como escenográfa de algunas de las obras. Todos trabajan en equipo, o por lo menos en algunos proyectos impulsados por su padre.

-¿Te agrada trabajar con tu papá?

- Yo tengo una relación padre hijo, con diferencias. En lo laboral hemos hecho cosas peores y mejores, pero siempre me gusta y me divierte trabajar con mi viejo. Somos una dupla escénica, este año nos fue muy bien con Un judío polaco: el resultado fue muy bueno y la gente logró deleitarse con el espectáculo. Aparte el fue quien me inicio de lo que ahora vivo.

El chico de ojos celestes tiene clara su posición de actor, sabe que comenzó su labor desde chico y eso a veces puede perjudicarlo. Ya paso de la tele al teatro y del teatro al cine. Con temor a confesarlo, asegura que eso lo marea, asimismo sabe que esta bueno porque es justo lo que necesita: no caer, jamás, en lo rutinario, ni menos tropezar en la moda del actor del momento.

-¿te sentiste, alguna vez, como una figura de moda?

-Si y hasta parece divertido, sin embargo se sufre demasiado porque te sentís muy solo (aclara con cierta melancolía en un rostro y habla). Es como que lograste algo que añorabas, llegaste de alguna manera a lo que quisiste, cumpliste tu meta y eso después produce mucha angustia porque te preguntas: ¿y ahora que hago?

Y como es conciente que termina de filmar Felicitas y su futuro se ve impreciso en lo actoral, se alegra un poco al saber que, al menos, tendrá lugar para ocuparse de algo que en verdad lo llena, aparte del teatro, su encanto por la música. “Soy autodidacta, toco la guitarra, solo, por algunos bares de la ciudad y desde hace un tiempo me junto con unos amigos a intentar tener una banda en la cual cantamos los temas que escribo”.

-¿Qué clase de música interpretan?

-Intentamos componer un poco de todo: Folck y rock, más que nada porque toco una guitarra acústica y recién ahora estoy estudiando con partituras. Es como aprender un nuevo idioma, tiene esa complejidad.

Con vergüenza asume que aún no han hecho una presentación en la que tuvieran devolución del público y anuncia con soltura, como pocas veces en la charla, que tendrán algunas actuaciones en diferentes bares de Palermo y Belgrano.

Todas esas actividades hacen a su vida poco rutinaria, y al mismo tiempo intentan cumplir un único objetivo: desenmascarar a la persona tímida, de mirada incomoda y rostro pálido que sostiene la presencia de Nicolás Mateo.

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