domingo, 14 de noviembre de 2010

Amas de casa poco desesperadas.


Pensé que la tarea era fácil, rápida. Ahora lo veo como una obligación complicada, en las horas donde el mal humor llama a tu puerta para que no te olvides que existe y que siempre estará rompiéndote las pelotas, en el mejor sentido de los dichos. Y mientras puteo, doblando ropa, acomodando zapatillas, pasando el trapo en el baño, lavando ropa, limpiando la cocina, tirando el botón que jamás llegaron a apretar, o en el momento de cambiar el papel higiénico que el de adelante nunca cambió, seguro por falta de tiempo. En ese preciso instante, me hago algunos cuestionamientos respecto a este lado oscuro de la limpieza y el orden cotidiano.

¿Quién dijo que se debe barrer todos los días?

¿Quién olvido escribir dentro de los siete pecados capitales que, si o si, debe bajarse la tabla después de orinar? Atentí con este punto. Acá, sinceramente, puede pasarte lo peor si no llegas a cumplir -a raja tabla- con las normas religiosas. (reclamo generalizado entre las mujeres)

¿Por qué los hombres se aprovechan de un solo olvido para echártelo en cara, alrededor de 48 horas seguidas? No es justo. Ellos se la pasan dejando todo tirado. Y vos ahí, como una zorra, detrás de ellos para doblarles la ropita.

Otra cosa, alguien debería agregar en los prospectos cuánto baygon se echa antes de quedar cuasi envenenada. No somos expertas ¿Ok?

¿Es necesario gastar un tarro de lysoform por semana? Definitivamente, NO.

En momentos de locura total, ¿podemos echar a nuestro compañero por un rato? O ¿solo tenemos que respirar, profundo, durante unos minutos con el fin de no mandarlo a cagar? Personalmente, opto por la primera opción, sumado a unas lindas oraciones como: “Andate bien a cagar. Nos ves, me la paso limpiando para que vengas y dejes todo tirado. Mierdaaaa”. Capaz, lo último, puede validarse después de un par de años de convivencia. Podemos analizarlo según el caso.

¿Resulta dificultoso no mojar el espejo y el piso del baño para lavarse la cara?

Y la curiosidad –mi curiosidad- todas estas preguntas, con obvias respuestas, terminarán con un desenlace feliz. Digo, ¿cambiarán para bien? O ¿colapsaremos con un sinfín de puteadas apropiadas para la ocasión?

No se, deslizo el análisis. Veámoslo entre mujeres.

Aclaración: Todo hecho parecido a la realidad es pura coincidencia.