martes, 4 de noviembre de 2008

Que sean bienvenidas las palabras que inventamos



Hablamos y escribimos como queremos, como se nos canta! Inventamos palabras, que suelen potenciar a las risas; y hasta cuantiosas veces quedan pegadas a la dialéctica de la masa.

No me refiero a cuando la gente se come las “S” como por ejemplo cuando uno se dirige a otra persona diciendo “vo” en vez de vossss. O cuando se consumen todas las “S” al mencionar la palabra essssselente, esssato, cuando lo correcto sería decir excelente y exacto.

De hecho no quiero dar una maestría de cómo se debe hablar y escribir –sería una cara dura si lo hiciera-, al contrario, pretendo proclamar y hasta cierto punto felicitar a las personas (como yo) que son grandes inventoras de vocablos que no aparecen en los diccionarios, ni manuales.

Hoy me atrevo a desvestir alguna de ellas:

El viernes en medio de una caminata por el viejo barrio de Villa Luro, con mis amigas hablamos sobre algunas experiencias sexuales (que no vienen al caso) y tratando de describir al confesionario de una iglesia me salió decir "confesatorio". Por supuesto a la hora de buscar el significado conseguí el siguiente resultado: “No se ha encontrado definición para 'confesatorio' en el diccionario español”. Es claro que el significado es inexistente, pero no me diga que no suena lindo decir CONFESATORIO.

Después están los vocablos que tampoco existen y para más “caradurez” se inventan significados para explicar el termino de dicho invento. Hace un tiempo un grupo de chicas (las mismas que en el caso anterior) inventaron la palabra “FORAZ”. El contenido de esas letras conglomera una mezcla de dos acciones: por un lado hacer mucho y, al mismo tiempo, hacerlo rápido. Ojo, no es ni la palabra voraz, ni feroz, sino una fusión de las dos. Esta buena ¿No?

Ahora bien, no esta mal incursionar por el circulo de la creación, pero debo advertirle a la sociedad que en ciertos lugares no se pueden usar los inventos ¡es un juego peligroso!. En tea, por ejemplo, me toco hacer una entrevista a un tano que se vino a Buenos Aires hace unos 40 años y para comenzar la nota use la imaginación de un pretencioso gancho para describir su personalidad vinculada con su cuerpo; en ese caso cometí el error de poner “ su rostro sujeta cierta ASPERIDAD”. Claro que la profesora se tomo la libertad de rondear mi palabra con una birome negra - bien podría ser roja-, hacerle una línea en el margen mas ancho de la hoja y con una letra inmensa se dedicó a escribirme: ESTA PALABRA NO EXISTE. LO CORRECTO ES ASPEREZA! (al margen de otros horrores cometidos)

Puedo seguir inventando como cuando juego a la sopa de letras y solo por el hecho de ganar invento remarcar palabras que jamás constarán en el diccionario de la Real Academia Española, salvo que las inventemos por votus propio!

Aconsejo ejercitar todo lo que sea innovador porque es divertido, porque siempre se logra sacar una buena sonrisa, en el instante justo. Esto me recuerda que junto a un amigo () inventamos la extensión de la frase “es lo que hay” suplantada por: “No es lo que hay, sino lo que queremos que sea·” y, justamente hoy, queremos que sean las palabras nuevas las que nos roben momentos agradables!!!


1 comentario:

Solcito dijo...

Uf, cuantas palabras inventamos por juntada ponet??? sin ir mas lejos, de donde salio el Poni, el ponetawen, el ponita, el poniten, el poniwoman!¡!¡!¡!
Te quiero inventona amiga