Análisis de un partido de fútbol visto por una mujer

No me involucre demasiado en los juegos olimpos –para que mentir-. No me quede desvelada casándome con Bonadeo, ni mucho menos me dedique a dar cátedra sobre los deportes que jamás veré en la vida. Esos deportes que resurgen solo al llegar la época de los Olímpicos donde todo el mundo sabe como se hace y se valida “el triple salto en largooo”.
Tampoco me puse a discutir si Ginobilli se comportó como un verdadero CAGÓN frente al partido contra la selección estadounidense, o si Scola puso unos “huevos” increíbles!
Digamos que se lo básico.

Pero el viernes por la noche me junte en la casa de una amiga, junto a mis amigas, con la excusa de ver la final de fútbol en la que jugo la selección Argentina contra Nigeria.

Como deben haber hecho todos los hombres del planeta en cada previa , supongo que comieron pizza, tomaron cerveza, hecharon humo (dulce y amargo) y, seguramente, habrán hablado de mujeres –como de costumbre-.
Nosotras también comimos pizza, hablamos de hombres o de la falta de ellos (jaja), tomamos helado y nos acomodamos para disfrutar del partido...

Si bien compartimos algunas cosas en los momentos previos, a la hora del partido los análisis y puntos de vista fueron otros totalmente diversos, pero discutibles.
Solo imagínense las reflexiones de 10 mujeres (juntas) mirando un partido de fútbol.

Apenas entraron los jugadores y se “alistaron” para cantar los respectivos himnos, nos dimos cuenta que todos los nigerianos tienen la nariz, justo donde se encuentran los hornitos, un poco mas ancho que las demás personas ¿¿Por que será??

No solo eso, si no que también miramos, conmocionadas, sus grandes cuerpos comparándolos con los de nuestra selección que a su lado parecían pequeños hombrecitos fáciles de caer ante cualquier empujón de esos grandulones de tamaño y fuerza exagerada!!!

Cuando el juez ya había pitado para dar comienzo señalar el comienzo del juego, notamos que no solo las camisetas nigerianas eran llamativas, también descubrimos- muy sencillamente- que los botines rojos de un jugador acaparaba nuestra atención absoluta...sin darnos cuenta que 22 jugadores estaban dentro de la cancha

Voy a obviar la parte donde elogiábamos a Romero y a Gago más que por su buena actuación –lo digo como si supiéramos de fútbol-, por su buena pinta.
Voy a seguir obviando situaciones en las que nuestros pensamientos salían a flor de labio y decían: ¡Messi sos muy, pero muy feo!

Ahora me toca mencionar algunos gritos emitidos durante el partido (voces cuasi parecidas a la que expresan los hombres para criticar o alentar a “nuestros muchachos”)

¡DALE RIQUELME, CORRE LA PUTA QUE TE PARIÓ!(gritos de mujeres mientras comían chocolate)

¡MESSI COMILONNNNN, PASALA MUERTOOOOOO!(al mismo tiempo que volvíamos a comentar lo feo que es)

¡BIEN ROMERO, BIENNNN. SOS UN GROSO!(groso y buen mozo)

¡QUE BUEN ARQUERO, POR DIOOOOO!

Y así hasta que gritamos el GOLLLLLLL como verdaderas HINCHAS DEL DEPORTE...

Y así hasta que vimos a ARGENTINA CAMPEÓN.

Y así hasta que disfrutamos de un Brasil sin festejo. Sin carnaval (se escucho decir por ahí)

Todo esto para llegar a la conclusión de que no se mucho de fútbol, pero destaco lo bueno que es gritar, aplaudir, putear, elogiar y chiflar sabiendo que no van a escuchar, mientras lo siga mirando por televisión.

Es genial.