domingo, 31 de enero de 2010

La peña invertida

Llegue a Cosquín con ganas de disfrutar de la “gauchada”, del folcklore, el vino y las empanadas, pero sufrí de gastritis (por primera en mi vida) y tuve que aprender a saborear el arroz integral con aceite y queso, los fideos con aceite y queso, los -así lo escribía el grande de Arlt, así lo escribo yo, carajo-, por supuesto, de jamón y ¿qué? Y queso, como no podía ser de otra manera.

Un medio día quise disfrutar de los gauchos, las chinitas y sus caballos desfilando. Saque mil fotos, aplaudí los trajes típicos, al paisaje haciendo juego, a los cerros y al día colorido, hasta que un gaucho sacó un blackberry arriba de su yegua, como si estuviese dentro del mercedes benz, y me cago el día. Años esperando el momento del desfile inaugural para ver eso: como la tecnología atrapa a los hombres y ahora también a los caballos.



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